martes, 29 de mayo de 2012

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28-05
Namobuddha

Esta mañana me he levantado a las 6 para preparar la maleta. A las 11 me pasaba a recoger Sagar para hacer el trek a Namobuddha. Hemos desayunado y los niños me han escrito cartas y dibujos de agradecimiento. Cuando me los han dado he tenido que subir a mi habitación para que no me vieran llorar. Ha sido muy emocionante para mi.
Cuando ha llegado Sagar he cogido la mochila y hemos salido para hacer el trek. Hemos cogido dos autobuses, para llegar después de hora y media a Dhulikhel, al lado de la frontera con el Tíbet y China. Desde ahí hemos caminado montaña arriba durante seis horas para llegar a lo alto de la montaña donde esta uno de los mayores monasterios budistas de Nepal. Todo el camino ha sido apasionante. Se nos ha unido Caroline, una chica británica que vive en Qatar y que estaba también aquí para recorrer el mismo camino.
Me sorprende ver que hay muchas mujeres que viajan solas por Nepal y muy pocos (aun no he visto ninguno) hombres.
Al llegar al monasterio tienes la sensación de flotar entre las nubes. Es tremendamente tranquilo y ver a los monjes y su estilo de vida impresiona. Los paisajes desde aquí son espectaculares y la puesta de sol ha sido increíble. El interior del templo es sobrecogedor y se me acaban los adjetivos para describir la grandeza de este sitio. La historia de este lugar es impresionante también. Hace 6000 años, tres príncipes de esta región salieron a cazar en estas montañas, el menor de los príncipes encontró a una tigresa hambrienta a punto de morir, con cinco cachorros. La historia dice que el príncipe donó su cuerpo a la tigresa y el mismo corto su carne para alimentarla. Con esto se supone que acumuló méritos y se reencarnó en budha. En su siguiente vida nació en Lumbini como el principe Siddharta Gautama, cuando alcanzó la iluminación, recordó su historia y volvió a la misma montaña y levanto una pequeña estupa en ese lugar. Después muchos monjes decidieron levantar el gran monasterio que es hoy.
Mañana a las 5 me levanto a meditar con los monjes, ya contaré la experiencia.





29-05
Namobuddha
Nos hemos levantado a las 5 y hemos tomado un té con leche bastante pesado. Hemos ido al templo, donde todos los monjes van por la mañana a recitar sus mantras y meditar. La verdad es que para mi es impresionante. Supongo que cualquier oriental próximo al cristianismo puede sentir lo mismo al entrar en una catedral española y ver como rezan el Rosario. En fin, a mi lo que me impresiona es esto. Como viven aquí el budismo, no como una religión, sino como una filosofía de vida. No dañar a ningún ser vivo, vivir en armonía con la naturaleza y tratar de observar la mente para no caer en la red de miedos y deseos que ellos llaman maya. Suena idílico, pero esta gente trata de vivir de esa manera y por ello tienen mi admiración.
Después de la meditación hemos desayunado, había una especie de estofado con pan tibetano y crepes con manteca de cacahuete o mermelada. Lo he probado todo y estaba muy bueno.
Al terminar me he dedicado a caminar por esta ciudad en la montaña para ver cada rincón. Toda la gente parece muy amable y tranquila. He podido hacer algunas fotos más a monjes, campesinos, niños...
Parece que hoy tendremos un día caluroso y como quedan muchas horas de camino de regreso, me he dado una ducha antes del almuerzo.
He almorzado con dos monjas budistas de argentina y México, ha sido genial hablar en español, ya casi se me había olvidado... Jajaja
El almuerzo estaba muy bueno, pero lo mejor es que había un yoghurt natural que hacen aquí, buenísimo. La bajada de Namobuddha ha sido mas rápida que la subida, mas cuesta abajo. Tanto que no he hecho casi fotos, estaba mas preocupado por no dejarme los dientes por allí.
Al llegar a katmandu he ido otra vez al orfanato de suni/pepsicola a recoger mi maleta. Otra vez he visto a los niños y me ha costado mucho despedirme. Entre el cansancio y las emociones me he subido tocado al taxi.
Y de nuevo he llegado al otro orfanato, este queda mas lejos de katmandu. En una zona mas rural. Los niños aquí se ve que no están acostumbrados a los voluntarios. Cuando les he dado sus regalos casi no sabían que decir. Se han quedado bloqueados. A ver si los conozco un poquito mas y mañana os sigo contando. Gracias a todos por compartir la experiencia conmigo.
Voy a la cama que estoy muerto de tanto caminar y de tantas emociones. Cada día aquí, hace que el anterior parezca muy lejano.

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